El talento se puede considerar como un potencial. Lo es en el sentido de que una pers
ona dispone de una serie de características o aptitudes que pueden llegar a desarrollarse en función de diversas variables que se pueda encontrar en su desempeño.
El talento es una manifestación de la inteligencia emocional y es una aptitud o conjunto de aptitudes o destrezas sobresalientes respecto de un grupo para realizar una tarea determinada en forma exitosa. El talento puede ser heredado o adquirido mediante el aprendizaje. Por ejemplo, una persona que tenga el talento de ser buen dibujante muy probablemente legará esta aptitud a sus hijos o a alguno de sus descendientes. Asimismo una persona que no es y desee ser dibujante deberá internalizar mediante el aprendizaje continuo y esforzado la destreza e internalizarlo en su cerebro la condición que le permita desarrollar la aptitud.
El talento intrínseco a diferencia del talento aprendido es que el individuo lo puede dejar de ejercer por mucho tiempo y volver a usarlo con la misma destreza que cuando dejó de usarlo; el talento aprendido requiere de ser ejercitado continuamente para no perder la destreza.
Indudablemente los talentos innatos son los que más resaltan en la historia humana, tales como el liderazgo de Napoleón Bonaparte, Julio César o Alejandro Magno; el talento artístico de Mozart, Beethoven o Goya, entre otros.
El talento es una capacidad concreta y valiosa que tiene alguien para hacer algo, pero muchas veces es difícil identificarlos. ¿Cómo encontrar los tuyos?
Se tiene la idea de que ha de ser algo grandioso y trascendental. Sin embargo, el talento puede encontrarse en lo sencillo, en lo cotidiano, y todos tenemos uno.
Atención a lo sutil para detectar el talento
A veces, no sabemos cuál es nuestro talento o capacidad, simplemente porque no le hemos dado importancia, quizás nos ha parecido poca cosa y no le hemos seguido la pista.
Lo sutil es algo que no se ve tan fácilmente pero que está ahí. Porque… quizás ese talento aparece como un atisbo, algo pequeño, la punta del iceberg cuya dimensión total solo se descubre si se mira más en profundidad. Ese talento, es como ese diamante en bruto que al ir puliendo brilla cada vez más.
Pero, si no valoramos esa aparente pequeña capacidad que se nos muestra y no le seguimos la pista, entonces, ahí nos quedamos, en el comienzo del camino.
La búsqueda y seguimiento del talento
Cuando se identifica esa capacidad especial y se va puliendo, sale sin apenas esfuerzo y se disfruta. Esto no quiere decir que sea fácil identificarlo.
Resulta sencillo cuando se explora, se toma acción, y a pesar de lo errores se sigue adelante. Resultará imposible si no nos atrevemos, si al primer obstáculo que surja nos rendimos, o si pensamos que no merece la pena intentarlo porque no lo tenemos.
Conocernos: saber lo que podemos aportar
Para conocernos, hemos de explorar, hacer, equivocarnos, y seguir hasta dar con esa capacidad especial, que sale sin esfuerzo y que, además, te sientes bien al realizarla.
Cuando descubres ese talento que te hace especial, es genial porque sabes lo que puedes aportar, lo valoras, y no te empeñas en dar algo para lo que no estás capacitado. Te sientes bien, y dejas de compararte con otros porque te empiezas a valorar y encuentras tu lugar.
El gran obstáculo a superar para llegar a nuestro talento: el miedo al fracaso
Desarrollar el talento tiene mucho que ver con la valentía individual para atreverse a ser diferente dentro del grupo y, a la vez, respetar al grupo.
Las personas que encuentran su talento son personas activas, que se ponen objetivos y toman acción para conseguirlos, y que si ven que los resultados no son favorables, entonces, lo reconocen, lo aceptan y toman nuevas iniciativas. Aprenden y siguen adelante.
Cuando si ve a alguien que tiene éxito se piensa ¡qué suerte tiene! Y no nos planteamos los miedos superados, los errores cometidos y de los que ha aprendido esa persona, las veces que se ha caído y ha tenido la valentía de volverse a levantar, los sinsabores hasta llegar ahí… solo se ve el resultado y no el camino ni lo que, a veces, se tiene que pasar a nivel de crítica social por ser un poco diferente.
Nunca es tarde para explorar y para vivir…. No hay excusas para no hacer, salvo el propio miedo.
Atreverse no es ser un insensato y lanzarse porque sí. Atreverse es ir buscando opciones y tomar acción paso a paso, cada uno respetando su propio ritmo para ir avanzando hacia su propia capacidad, su talento.
Unas tips sencillas para empezar a desarrollar el talento:
• Céntrate en lo que puedes hacer tú y deja de mirar fuera para compararte y pensar ese sabe más, o lo hace mejor.
• Haz y explora. De tus errores saca una conclusión sencilla y sigue hacia adelante.
• Observa y pon atención a lo sutil: ¿qué cosas haces bien? ¿qué vas consiguiendo? ¿te sale de manera fácil? ¿disfrutas haciéndolo? ¿se te pasa el tiempo “volando” cuando lo estás realizando?
• Identifica esa actividad concreta y síguele la pista para pulirla.
No hace falta que cambies tu profesión. Quizás puedas aplicar ese talento en tu actual trabajo y sentirte bien por ello. Ese puede ser tu talento y lo puedes ir refinando, puliendo y aplicando en tu día a día.
¿Crees que es posible? ¿Te animás a intentarlo?