La niñez y adolescencia de Pablo fue difícil. Un hogar donde se respiraban excesos de drogas y alcohol fue el entorno en el que creció, pero desde temprana edad buscó refugio en la música. Al principio, escuchando, y más tarde, descubriendo la facilidad que tenía para entonar y cantar.
A los 15 años, Pablo tuvo un episodio que dio un giro a su vida. Su conversión al cristianismo hizo que mirara la vida desde otra perspectiva, y que ese talento descubierto tuviera ahora un claro destinatario: Jesús.
La nueva vida de Pablo transcurrió entre acordes y canciones litúrgicas, dirigiendo los cultos en su iglesia local en la ciudad de San Miguel. Se casó, formó una familia (su esposa Verónica y sus hijos Gadiel y Julián completan su núcleo familiar) y hasta participó de un disco congregacional en 2004. Pero había una materia pendiente, la de lanzarse como solista. Y fue así que en 2012 dio forma a “Verte sonreír”, su primer CD, de 12 canciones de propia autoría.
“Verte sonreír” no es un mero título, sino que se trata de todo un mensaje que Pablo quiere dar a través de sus composiciones, teniendo en cuenta la vida de la que fue rescatado. Al respecto, el cantante dice que “el rechazo, el abandono o la infidelidad pueden ser razones por la cual perdamos todo sentimiento de felicidad, pero creo firmemente que quien esté leyendo esto, es porque aún tiene esperanza de que cuando la tormenta pase, se volverá a dibujar una sonrisa en su rostro”.
Por estos días comienza a rotar en las radios de Argentina “Lugar que conocemos”, el corte de difusión de este disco.
Para descargar:
https://soundcloud.com/agenciasileoysileo/lugar-que-conocemos
Damián Sileo
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