¿Quién es el débil?
En medio de un partido de fútbol dos jóvenes se pusieron a discutir. La escena se tornó tan fuerte que uno quiso terminarla a golpes; sin embargo, el otro logrócontrolar su enojo y prefirió retirarse del lugar. Su adversario, con mucha furia, gritaba: “¡Cobarde! ¡Débil! ¡Ven y pelea conmigo!” La respuesta que recibió a la provocación lo dejó callado, pues el otro joven le respondió: “El único cobarde y débil eres tú, porque no sabes controlar tu enojo”
"Llevad mi yugo sobre vosotros, y aprended de mi que soy manso y humilde de corazón; y hallaréis descanso para vuestras almas". Mateo 11:29
Jesús nos pide que aprendamos a ser mansos y humildes como Él. La mansedumbre se puede ver cuando alguien se contiene en el momento de la“Ira”, es una virtud que domina o modera el enojo y sus efectos desordenados, como el resentimiento, en especial cuando se presentan circunstancias que provocan que actuemos impulsivamente, ya sea para defendernos o tomar venganza.
“Yo pues, preso en el Señor, os ruego que andéis como es digno de la vocación con que fuisteis llamados, con toda humildad y mansedumbre, soportándoos con paciencia los unos a los otros en amor” Efesios 4:1
Si has tenido alguna rencilla con alguien, debes aprender a cumplir tu llamado dignamente, con toda humildad y mansedumbre, no con orgullo, egoísmo, creyendo parecerte superior a los demás, no perdiendo la calma fácilmente o siendo dominante; al contrario, soportando con paciencia cada actitud y en especial con Amor.
La mansedumbre es un fruto del Espíritu Santo, por tanto, es estar bajo su control para caminar cada momento como Dios quiere. Este fruto ayuda a morir a esos deseos o impulsos de nuestro interior que nos pueden llevar a perder grandes bendiciones. Por tanto, si todavía no puedes controlar tu carácter en momentos de ira, lo más seguro es que has dejado de fortalecer tu Espíritu y te encuentras débil.
Pocas veces se conocen personas que saben controlarse; sin embargo, Dios no desea verte débil. Él quiere que madurez y des fruto, por lo tanto, si deseas cumplir tu llamado dignamente, comienza a fortalecerte, a orar, estudiar su palabra, ayunar, porque los frutos dulces vienen en medida que el árbol comienza a crecer.