Esto demuestra que la personalidad también puede variar según como nos alimentemos, aunque por otra parte los más golosos son los menos extrovertidos que la media de la población.
Las investigaciones también dieron como resultado que los sabores básicos (salado, ácido, amargo, umami) no afectan al comportamiento a corto plazo, así que se cree que este comportamiento se va presentando a lo largo de los años.